La playa

Viajar es descubrir, no saber lo que se esconde detrás de cada esquina o de cada montaña. 

Todos los viajeros tienen una cosa en común, aman esos lugares que nadie conoce, esos lugares que permanecen ajenos al trajín de los turistas y  permiten contar a la vuelta que estuviste en uno de esos lugares inexplorados.

Esos lugares tienen algo de paradójico, nadie los conoce pero siempre hay alguien en ese lugar o alquilen que te habla de ellos, de modo que algo falla.

Pero lo cierto es que existen lugares menos conocidos que otros y esta historia es sobre uno de esos lugares.

Nuestro lugar es un playa en la isla norte de nueva Zelanda. 

A primera vista parece una playa como otra cualquiera, con la peculiaridad de que se esconde detrás de unas enormes dunas y que su arena es de origen volcánico, por lo tanto es negra como el carbón. 

No estamos en aquí por casualidad, la playa esta muy cerca del pueblo donde nació la madre  de Annie y vamos preparados para nuestra curiosa experiencia. De modo que cuando al acercarnos a un punto concreto en el centro de la paya y vemos gente caminando con palas no nos parece nada extraño. Al contrario, nos confirma nuestra información y ya no nos sétimos tan raros cargando nuestras propias palas. 

Esta playa (Como gran parte de Nueva Zelanda) esta bajo de influencia de la actividad volcánica. Solo tienes que ponerte a escavar en el la arena para empezar a sentir el calor en el agua, en algunos puntos puedes sentir como te arde la mano a tan solo 20 cm de profundidad.  

Así que tras hacer un pequeño esfuerzo, creas tu propia piscina de agua caliente y te relajas en medio de la playa. 

Algo verdaderamente curioso de este lugar es que la influencia volcánica es solo en un punto muy concreto dentro de una playa enorme (De las mas grandes que he visto). Lo cual ha contribuido a que ninguna empresa se haya interesado en explotarlo de manera turística y sea algo para el disfrute de la gente de los alrededores y algunos como nosotros que tienen la suerte de enterarse y la curiosidad de acercarse.

Es justo decir que el lugar tiene algo de extraño, mal tiempo pero gente en la playa, algunos totalmente relajados y otros cavando en la arena.

Una extraña mezcla de sensaciones que nunca olvidaremos. 

Y un lugar al que esperamos volver, pero por la noche, con unas velas y  una botella de vino…aunque eso ya forma parte de los anhelos de la mente humana nunca satisfecha del todo y siempre buscando mejorar lo que es casi inmejorable…

De vuelta a la realidad abandonamos la playa, cargando nuestras herramientas , cansados y relajados al mismo tiempo. Preparados para seguir la aventura.